Leyendo el artículo, me ha venido a la memoria los últimos dos años de vida activa en los que sufrí tanto acoso laboral por parte del equipo directivo del instituto en el que enseñaba como sexual por parte de un profesor con el que compartía departamento. Denuncié en el sindicato CCOO que puso mil y una excusas para desentenderse del tema. También me las tuve que ver con un tribunal médico por exceder la baja los seis meses, determinando mi reincorporación a mi puesto de trabajo. La única persona con la que podía contar fue mi médica de cabecera que justificó con informes detallados mi estado físico y psíquico que al parecer no fueron del "agrado" de inspección.
Afortunadamente, coincidió con el momento de mi jubilación y jamás volví a poner los pies en aquel sitio. Pero el saberse desamparada tanto por los compañeros, el sindicato en el que has militado media vida, y la administración te deja secuelas que aún hoy me producen escalofríos sólo de pensarlo.
Ojalá esta mujer pueda reconstruir su vida profesional, porque su vida emocional quedará con secuelas el resto de su vida.
A esta hora, Marine le Pen no ha borrado todavía el mismo tipo de tweet que ha publicado su amigüito Abascal (como tampoco lo ha hecho su delfin Bardella) sobre la (falsa) autoría del atentado en Magdeburg.
Hice esa ruta hace unos pocos años y es cuanto menos pintoresco. Y salvando las distancias, es algo similar a cuando sube la marea para acceder al Mont Saint Michel...
#3 En Francia, las protestas masivas por la firma del Mercosur se las ha pasado Macron por el arco de triunfo, y nunca mejor dicho. Hace menos de un año, de hecho, las protestas fueron igualmente multitudinarias y el entonces primer ministro Gabriel Attal, prometió atender las reivindicaciones del mundo rural. Pero vista la inestabilidad del país vecino (que ostenta el dudoso honor de haber alcanzado con Bayrou el primer ministro número 7 en cinco años de mandato del pequeño Júpiter), me temo que los agricultores y ganaderos volverán a salir a las carreteras. No se quedarán de brazos cruzados, eso seguro.
Tampoco hace falta irse tan lejos para toparnos con cifras dramáticas de suicidios en el entorno de la agricultura y la ganadería: en Francia un agricultor se quita la vida cada dos días (cifras oficiales)
Afortunadamente, coincidió con el momento de mi jubilación y jamás volví a poner los pies en aquel sitio. Pero el saberse desamparada tanto por los compañeros, el sindicato en el que has militado media vida, y la administración te deja secuelas que aún hoy me producen escalofríos sólo de pensarlo.
Ojalá esta mujer pueda reconstruir su vida profesional, porque su vida emocional quedará con secuelas el resto de su vida.