Llevaba casi 10 años sin pasar por Barcelona y cortesía de Vueling me quedé tirada en Barcelona un día allá por febrero, así que decidí llevar a los niños a dar un paseo al Parc Güell. Aluciné, la cantidad de turistas era increible tenía la sensación de estar en un hormiguero o algo parecido. Todo esto, repito, a finales de febrero que es temporada baja.
Comprendí muy bien el sentimiento de vivir en DisneyWorld que tienen algunos barceloneses y me parece bastante insostenible, pero, ¿como puedes prohibir que una ciudad la visite más gente?