El peligro viene del discurso populista, visceral y vacío. Ese discurso que es incapaz de hacer una crítica sopesada y racional de la realidad y que aporta soluciones mágicas fundamentadas en el mero deseo de que estas se hagan realidad.
Y esos discursos vienen tanto de parte de la derecha como de la izquierda.
Y esos discursos vienen tanto de parte de la derecha como de la izquierda.