Los investigadores sacan algo en claro tras 30 entrevistas en profundidad a creadores de contenidos de diferentes tipos: “La mayoría quieren ser profesionales, pero no pueden, y lo compaginan con otro trabajo, porque no les da lo que ingresan”
Los ‘influencers’ con dedicación exclusiva mencionan jornadas diarias de diez horas, necesidad de estar conectado a la red 24/7, falta de horario específico y ausencia de descanso los fines de semana
“No son libres como pensamos. Si un día no publican, o no publican tres veces en determinadas franjas horarias, el algoritmo les penaliza quitándoles visibilidad en el siguiente contenido. Esto les hace trabajar bajo una presión enorme que luego se traduce en altos niveles de estrés”, expone Todolí
“El sindicalismo clásico siempre ha empezado en una fábrica cuando hablas con tus 50 compañeros de trabajo en el bar sobre tus problemas y ves que son compartidos. Aquí los influencers trabajan solo e incluso se perciben a sí mismos como competencia, porque el sistema está diseñado de esa forma”