Con cada respiración, inhalamos aire que contiene un 21 % de oxígeno. Todas nuestras células consumen oxígeno en las mitocondrias para generar energía o para los procesos biológicos. Con el envejecimiento, y algunas enfermedades metabólicas, la respiración mitocondrial se va deteriorando y esto da lugar al estrés oxidativo. Este tiene la capacidad de oxidar y dañar muchos componentes celulares, como las proteínas, los azúcares, las propias mitocondrias, incluso los genes, y los cromosomas, causando mutaciones y daño en el ADN.
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