Cósimo clavó los ojos en ella. Y ella: —Tú no crees que el amor sea entrega absoluta, renuncia a uno mismo… Podía decir algo Cósimo, cualquier cosa para ir hacia ella, podía decirle: “Dime lo que quieres que haga, estoy dispuesto…”, y habría sido de nuevo la felicidad para él, la felicidad juntos, sin sombras. Pero dijo: —No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas. Viola tuvo un gesto de contrariedad, que era también un gesto de cansancio. Y, …