La rivalidad se extendió a todos los ámbitos, por lo civil y lo criminal, con acusaciones de soborno, contrabando, pinchazos telefónicos y espionaje industrial. Con los contratos creciendo de manera desaforada, la pelea entre Adidas y Puma era cada vez más insostenible, llegando a poner en peligro su propia supervivencia, mientras que nuevos competidores, como Nike, amenazaban la posición dominante que habían ostentado durante décadas. A pesar de que, como empresa, Adidas había llegado a ser unas cuatro veces más grande que Puma y que ambas se