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No olvidamos
"Mi padre se llamaba Manuel. Estaba en una residencia. La última vez que le vi fue el 8 de marzo, el día en que cerraron las puertas del centro"
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Es impropio de un país civilizado el no procesar a los responsables.
La manera de comportarse con los más vulnerables durante la pandemia fue algo delictivo y como un delito que fue habría que pedir responsabilidades a quien estuvo al mando y los condenó a morir como perros.