"Lo peor que podía pasarte en un sitio como Mauthausen era estar allí con algún miembro de tu familia. Es lo peor porque ves como maltratan a tu padre. Allí, delante tuyo. Y no puedes hacer nada". Los ojos de Ramiro Santisteban empezaban a brillar y su voz a quebrarse cada vez que recordaba su paso por el campo de concentración nazi. Si ya de por sí era cruel, duro e inhumano pasar unas horas entre las alambradas de Hitler, Ramiro tuvo que soportarlo durante cuatro años y nueve meses en compañía de su padre, Nicasio, y de su hermano...
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