Que un político alemán, para que la banca germana pueda esquivar el golpe de comerse la deuda fallida griega, ponga en su lugar las costillas de los contribuyentes europeos (también alemanes) merece el título de felón y traidor, desleal con los intereses de los ciudadanos alemanes que le votan. ¿Pero qué pensar cuando el mismo argumentario es repetido, hasta las comas y los acentos, por un Secretario de Estado español? ¿Qué intereses defiende? ¿Milita en el PP o en la CDU?
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