En los tres cantones kurdos de Rojava -Cîzre, Afrin y Rojava- se han creado escuelas de pensamiento y de formación para mujeres y fábricas para emplearlas y fomentar su autonomía económica. La fuerte apuesta por feminizar la política no se ha quedado, como suele, sólo en lo macro. Aunque han nombrado alcaldesas, ministras y hasta a una presidenta cantonal, también han optado por descentralizar el poder de decisión para que no radique sólo en estructuras políticas hechas a la medida de los hombres adultos.
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