"Si Rosa Elvira Cely no hubiera salido con dos compañeros de estudio después de terminar sus clases en horas de la noche, hoy no estuviéramos (sic) lamentando su muerte". Con ese argumento jurídico la Secretaría de Gobierno de Bogotá, la capital de Colombia, responsabilizó a la propia víctima de su trágico destino, del brutal crimen que hizo marchar a miles de colombianos y que cuatro años después sigue anclado en la memoria colectiva.
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