Múltiples estudios han demostrado ya que los microplásticos y nanoplásticos están en nuestros alimentos, en el agua y en el aire que respiramos. Aparecen en nuestro cuerpo, desde los testículos hasta la materia cerebral, la corriente sanguínea o la placenta de mujeres embarazadas. Ahora, investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Canadá, han desarrollado una herramienta portátil de bajo coste para medir con precisión el plástico liberado de fuentes cotidianas como vasos desechables y botellas de agua.
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