Sin embargo, lo mejor está por llegar. Desde finales de 2014, los precios del petróleo se han desplomado un 60%. Las aerolíneas tan sólo han podido aprovechar en parte esta caída, toda vez que adquieren el combustible a futuro. En cambio, mayor efecto se producirá en 2016, para el que la IATA ya prevé un incremento considerable de los beneficios, incluso desde las cifras récord que se han registrado en 2015.
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