Se ha convertido en sinónimo de despilfarro, pero acudir a este prestigioso arquitecto era una forma de satisfacer el ego de los políticos y poner en el mapa la ciudad que estaba bajo su gobierno. No es España el único lugar donde las obras acaban costando el doble de lo presupuestado, en Holanda, Jerusalén y Venecia, entre otros, también hay obras faraónicas sin sentido
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