El patriarca de una familia canadiense de derechas de 11 miembros ya estaba harto de los homosexuales en su país. Así que Arend y su esposa Anneesa vendieron todo lo que tenían para mudarse a la soleada Rusia y criar a 8 de sus 9 hijos con valores "ortodoxos". También aceptaron de buen grado donaciones en su plataforma de redes sociales de compañeros de derechas, todo para poder vivir en el país de las maravillas de Vladimir Putin. El banco ruso al que trasladaron el producto de la venta de su granja y sus pertenencias congeló sus activos.