La fallecida se puso en contacto en marzo de 2012 con un voluntario de la asociación Derecho a una Muerte Digna de Cataluña. La mujer lo estaba pasando muy mal porque sufría un trastorno de la personalidad con depresión y quería quitarse la vida, cosa que ya había intentando en otras ocasiones. El voluntario, ya fallecido, estaba en contacto directo con un médico miembro de esta misma asociación en Madrid y fundador de la asociación ENCASA Cuidados Paliativos.
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