“Una demanda muy baja para unos costes muy altos” o el hecho de no resolver “ningún problema de movilidad importante” son algunos de los motivos para criticar la inversión estatal de 40.000 millones de euros en unas líneas que han resultado ser –todas ellas, según el informe– deficitarias. Y más deficitarios aún serán los tramos más recientes, donde “los ingresos no permiten la cobertura de los costes variables”. Es decir, una ruina. Entre las razones para que España tenga la segunda red de alta velocidad del mundo, sólo por detrás de China, F
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