Para Iván Vallejo, extrabajador del sector financiero, el punto de inflexión fue el nacimiento de su hija. “En sus primeros meses de vida yo tenía tal presión y ansiedad que mi prioridad no era atender a la niña, sino que estaba esperando a que se fuera a dormir para trabajar. Un día, cuando tenía seis meses, llegué con mucho estrés a casa y la niña no paraba de llorar. Yo me puse a gritar a la niña y a la madre porque tenía que atender una llamada. Tras esa mala reacción colapsé porque fui consciente de en qué podía derivar todo aquello.
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