Tuvo que hacerlo por primera vez cuando la caja de cambios de su viejo Fiat Padmini se estropeó y le dejó tirado. No pudo contratar los servicios de una grúa porque no tenía dinero y se vio obligado a volver a casa marcha atrás. Supongo que la gente le miraba con cara de “qué está haciendo este imbécil”, pero él tal vez pensó que esos rostros denotaban admiración. Por eso, y porque disfrutó de la experiencia, desde entonces siempre circula marcha atrás, y lo mejor de todo es que lo hace sin retrovisores.
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