La junta formalizó ayer el traspaso a la firma china con la asistencia de más de cuarenta accionistas de la familia Continuidad fue un concepto que sonó mucho ayer en la junta de accionistas de la conservera viguesa Hijos de Carlos Albo, la última con la empresa en manos de la familia que la ha pilotado durante 147 años y que ahora pasa a manos de la empresa china Shanghai Kaichuang. La junta, que se reunió en el hotel Nagari de Vigo, reunió a más de cuarenta accionistas (de los 64 que tenía la empresa) de la familia Albo
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