"El pesticida está al alcance de cualquiera. Lo ha demostrado José Ángel Tresaco. Este vecino de Ardisa ha entrado a la fábrica de Inquinosa, abandonada y sin ninguna medida de seguridad. Dentro de la fábrica, kilos y kilos del pesticida esperan tirados por el suelo a que alguien los recoja y los lleve al vertedero de Bailín. Tresaco recuerda que un kilo de lindano contamina miles de litros de agua y que este verano se vertieron 50 al río Gállego."
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