Las necesidades de mi familia eran inmediatas: alimentos, ropa, pagar la renta. No estaba ahorrando, excepto quizá para comprar algunos dulces. En general, la educación financiera entre las comunidades latinas es más baja que la del adulto promedio en Estados Unidos, sobre todo entre la primera generación de inmigrantes, pues la mayoría de ellos apenas sobreviven con empleos de bajos salarios.
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