Mi madre, criada en la posguerra, fue educada para no desperdiciar ningún recurso. Al igual que ella, muchos de su generación han mantenido esa actitud toda la vida. Han reprochado a los jóvenes su despilfarro, han almacenado reservas para su vejez. Valoran las cosas por el esfuerzo de obtenerlas. Mi madre se ha adaptado a la crisis de forma admirable. Ella es un ejemplo para el futuro de decrecimiento que se avecina. Porque no es previsible que esta crisis acabe.
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