Definitivamente, no somos nórdicos. Aquí la negociación entre partidos —ya lo han visto— empieza por el final, por decir cuál será tu voto. "Oye, vamos a hablar". "De acuerdo, pero ya te anticipo que me abstendré". "Oye, negociemos". "Perfecto, pero ya te hago saber que siempre votaré en contra". Extraña forma ésta de negociar. En otros países —fíjense qué cosa tan insólita— lo hacen al revés: el voto es consecuencia de lo que se negocia previamente y de si llega, esa negociación, o no, a buen puerto. Definitivamente, no somos nórdicos.
|
etiquetas: carlos , alsina