Nazanin Armanian llegó a España de casualidad. Corría 1983 y escapaba de Irán, su país. El gobierno teocrático de los ayatolás la había detenido, condenado y encarcelado por feminista y comunista, pero consiguió subirse a un avión y poner rumbo a Europa para buscar refugio. En su huida acabó en Barcelona, desde donde hace tres décadas escribe, traduce y enseña. Niega que exista un mundo islámico y afirma que la religión es, en realidad, un manto con el que cubrir las luchas e injusticias sociales.