La boy band británica es un ejemplo de éxito, con una maquinaria de marketing infalible, y que cuenta con un ejército de fans movilizado a través de las redes sociales dispuesto a cualquier cosa por sus cinco integrantes. Sus problemas llegan a la hora de subirse al escenario, donde fallan al ejecutar sus propias canciones, y en el que no saben moverse ni interactuar con el público, lo que les lleva.
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