Es cierto que Podemos ha perdido el estado de gracia de hace dos meses, cuando el viento soplaba a favor y los ataques recibidos llevaban efecto bumerán. Hoy sus líderes han perdido magnetismo, aparecen señales de desgaste y críticas internas. Y sobre todo ha dejado de ser el monotema que anteayer acaparaba todo: la agenda política y mediática, análisis sociológicos, tertulias y redes sociales.¿Significa que pasó su momento?
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