¿Eso es la izquierda, sacar a las amas de casa de la esclavitud de su propio hogar y llevarlas al paraíso de un polígono industrial? ¿Hay algo más pro-capitalista que obligar a la gente a aceptar trabajos que detestan con toda su alma por 978 euros al mes? Hay cerca de cuatro millones de personas que salen por la mañana a la calle con atuendos prácticamente indistinguibles, sin jefes, sin sueldo, sin competencia, sin maquillaje, sin organigrama; sin nada que producir; y que se juntan en un parque y comparten los juguetes de sus hijos.
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