“Ya sabemos mucho de los estudios de observación sobre cómo el ruido de alta amplitud producido por el hombre afecta a las ballenas barbadas, por lo que la investigación propuesta no solo es peligrosa y poco ética, sino que también es redundante”, añaden los expertos en la carta. Para esclarecer qué ruidos oceánicos emitidos por el hombre son los que afectan a estos animales, un equipo de investigación pretende capturar una docena de ballenas frente a la costa noruega y utilizar sensores colocados en su piel para medir sus respuestas cerebrales
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