Cada vez que los yihadistas consiguen sus fines letales, la opinión pública se estremece y se pone en funcionamiento un mismo ciclo: programas especiales en la televisión y la radio, páginas y páginas dedicadas al asunto en los diarios, muestras de compasión y solidaridad de la sociedad civil, ruedas de prensa de los responsables del orden público, alabanzas a los cuerpos policiales, endurecimiento de los protocolos...
Cada vez que los yihadistas consiguen sus fines letales, la opinión pública se estremece y se pone en funcionamiento un mismo ciclo: programas especiales en la televisión y la radio, páginas y páginas dedicadas al asunto en los diarios, muestras de compasión y solidaridad de la sociedad civil, ruedas de prensa de los responsables del orden público, alabanzas a los cuerpos policiales, endurecimiento de los protocolos de seguridad, declaraciones múltiples e idénticas de los políticos, manifestaciones y proclamas unitarias, ataques de algunos extremistas a mezquitas, la reivindicación de turno de ISIS o de Al Qaeda y las salidas de tono de algunos periodistas e intelectuales que suben peligrosamente la temperatura de las redes sociales.
Y habría que añadir al ciclo: aprovechando la coyuntura de alerta y por tu seguridad, promulgación de normas y leyes que conculquen aun más tus derechos fundamentales; con vaselina y sin que se note.
"Cuando pase la alerta ya si eso las quitamos..." añadió un responsable.
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Cada vez que los yihadistas consiguen sus fines letales, la opinión pública se estremece y se pone en funcionamiento un mismo ciclo: programas especiales en la televisión y la radio, páginas y páginas dedicadas al asunto en los diarios, muestras de compasión y solidaridad de la sociedad civil, ruedas de prensa de los responsables del orden público, alabanzas a los cuerpos policiales, endurecimiento de los protocolos de seguridad, declaraciones múltiples e idénticas de los políticos, manifestaciones y proclamas unitarias, ataques de algunos extremistas a mezquitas, la reivindicación de turno de ISIS o de Al Qaeda y las salidas de tono de algunos periodistas e intelectuales que suben peligrosamente la temperatura de las redes sociales.
Y habría que añadir al ciclo: aprovechando la coyuntura de alerta y por tu seguridad, promulgación de normas y leyes que conculquen aun más tus derechos fundamentales; con vaselina y sin que se note.
"Cuando pase la alerta ya si eso las quitamos..." añadió un responsable.
Yo invitaría a Otegi al Parlament , para que nos cuente cosas