Me declaro fuera de toda manada. De las que agreden y de las que pretenden que la Justicia sea hecha en las plazas. No encuentro otra forma de abordar este asunto que desde la serenidad y la razón. Voy a contarles lo que he visto en esa sentencia que ayer inflamaba al país, a muchas mujeres del país, y que lo hacía precisamente porque se ha querido que la voz de la víctima, o sus silencios, fueran tenidos en cuenta con toda la fuerza de su denuncia. Puede parecerles un contrasentido, pero no lo es y esta es la debilidad de la sentencia.
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