El verano acabó en 2008. El momento álgido de máximo esplendor de recursos sería en los años sesenta. ¡Ni nos preocupábamos por el futuro! Entonces empezaron a surgir las primeras tormentas como la guerra del Vietnam… y, sobre todo, la crisis del petróleo del 73 o la guerra entre Irán e Irak. A pesar de las advertencias del Club de Roma sobre los límites del crecimiento, nosotros seguimos adelante sin pararnos. Todo parecía que iba bien. Hasta… el 2008. Entonces todo el mundo vio que el sistema no podía seguir como hasta ahora, y todo estalló.
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