A sus 43 años, Enrique nunca se ha planteado matar a una persona. Hoy, sin embargo, va a matar a una. Lo hará sin voluntad asesina, pero sin poner nada de su parte para evitarlo. Matará banalmente, como decía Hannah Arendt que mataban algunos nazis. Solo que Enrique no necesita trenes para ello; le basta con el monovolumen.
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