Habló el rey Felipe VI y todo lo que dijo ya estaba dicho y era previsible que lo dijera. La unidad dentro de la diversidad de los pueblos de España, como decían Franco y sus ministros, unidad que no uniformidad, por supuesto, un rosario de bien intencionados tópicos y promesas que difícilmente podría cumplir, a no ser que la Casa Real decida reconvertirse en empresa de trabajo (temporal) para crear más puestos de trabajo, caballerizos y palafreneros, mayordomos, lacayos y ayudas de cámara, valets de chambre y sumilleres, maceros y alabarderos.
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