Pero no son los jueces, no es la libertad de expresión. Es la gente, la sociedad en general. Hay que tener mucho cuidado con cómo hablas de las mujeres... Una frase así... rara, puede ser racista... La frase «comparar a Dios con un gitano» ya no se puede emplear. La corrección política siempre me ha parecido un disfraz para los malos. En uno de mis discos hay un aviso para los niños, que no se fíen de la gente que nunca dice tacos. Hay que hablar con más libertad. Y el movimiento de los «micromachismos»... Hay que cogérsela con papel de fumar.
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