No corren buenos tiempos para el esquí. La escasez de nieve, que ha dejado el Pirineo, la Cordillera Cantábrica y el Sistema Central-Ibérico, con mucha menos superficie blanca que hace un año, no se lo ha puesto fácil a los aficionados a deslizarse con tablas de snow o esquís. El sector se ha visto obligado a suspender marchas, suprimir actividades, retrasar aperturas y adelantar cierres de temporada o resignarse a una merma sensible de ingresos.
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