En mitad de la libertad también existen cárceles. En pleno centro de Camas (Sevilla), la pequeña Verzinia vivía en una prisión desde hacía dos meses. Ingresó en ella a mediados de marzo, un par de semanas antes de la Feria de Abril. Una familia rumana de etnia gitana se la trajo de su país después de casarla con uno de los miembros del clan. Su marido pasó a ser Florin, un chico de 17 años. Por ella pagaron a sus padres 1.100 euros.
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