La otra noche, nuestros vecinos sufrieron durante horas en la oscuridad, no por el apagón, sino porque un ataque aéreo israelí, sin previo aviso, bombardeó su casa de tres plantas. Se derrumbó encima de ellos, atrapándolos bajo los escombros. Ningún equipo civil pudo ayudarles. Una ambulancia se acercó al lugar y fue bombardeada. Oímos a nuestros vecinos gritar pidiendo ayuda. Y luego, el silencio.
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