Los números, con tan solo tres meses casi capitulados en el calendario de 2019, son dramáticos: ocho suicidios entre Policías y Guardias Civiles. Tres de ellos, en las últimas 48 horas. Juan, en Basauri (País Vasco); Carlos, en Orense (Galicia); y Augusto, en Sagunto (Valencia). ¿Por qué? ¿Qué ocurre? No hay, obviamente, una causa única. Ni siquiera un patrón. Pero, desde dentro, apuntan, entre las muchas circunstancias, a las consecuencias que conlleva para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado darse de baja por depresión.
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