Esto va de los medios que se han puesto al servicio de unas siglas; de periodistas que con el mismo desparpajo que critican Pérez y Gordo defienden la pureza de Tania Sánchez; de los que, como dice Eduardo Sánchez, llaman casta a los colegas que se toman un vino con algún diputado en el bar del Congreso y con las mismas se van de botellón (es una figura retórica, aviso) con sus amiguetes de Podemos; de los que cuando algún frelancer llama a su puerta avisan: “Escribe de lo que quieras, pero aquí no se puede criticar a este, ese otro y aquél"...