Pertenecer a una barra brava es sinónimo de negocio. Ser barra (ultra) no implica treparse a los paravalanchas y alentar a un equipo de fútbol, sino lucrar con los colores y hacer una diferencia económica durante cada partido. En líneas generales, el barra es todo lo contrario a un soldado, quien defiende los ideales de la patria con valentía, lealtad y honor. Pero hay excepiones.
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