Trabajé como un animal durante 8 años para elEconomista, donde alguno me llamaba El Príncipe. No sólo me dejé la piel, sino que me entregué con ilusión y dedicación dando lo mejor de mí de principio a fin -fui el primer analista propuesto por un medio financiero para el premio Joven y Brillante de Periodismo…
|
etiquetas: el economista , tradición , mentiras , corrupción