Un pequeño expositor muestra seis pollofres con diferentes recubrimientos: chocolate negro, blanco… “¿Qué topping te pongo?", pregunta Buerbaun a una cliente (cada gofre cuesta 3,8 euros más 0,50 céntimos por la cobertura). “El que más se vende es el blanco: a la gente le gusta el hiperrealismo”, agrega sin poder reprimir una carcajada. “Entonces pónmelo blanco", responde Cintia Pérez, de 39 años. “Lo vi en redes y no pude resistir la curiosidad”, continúa. Va acompañada de una amiga y tras ella, esperan otros tres clientes.
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