Ha llegado el momento de predicar, de traer la buena nueva. En estos tiempos puede parecer pretencioso dirigirse así, pero... si yo no lo hago... ¿quién lo hará? todo profeta yace muerto, es hora del relevo.
Al igual que el Zaratustra de Nietzsche bajó del monte y predicó, yo predicaré. Pero a diferencia de él, yo no bajo, yo me mantengo elevado en el monte (y en este caso no se trata de un figura retórica, escribo a casi tres mil metros de altura, a los pies de las montañas más altas de la Península Ibérica, en un sentido literal, soy una de las persona más elevedas de España, y digamos que el único que predica desde las alturas) pero cosas del progreso tecnológico, internet, no me hace falta bajar para predicar
Quiero hablaros de mi abuelo. Se pasó la vida trabajando en el campo, sus juventud trabajando para 'señoricos' andaluces mientras sacaba sus 5 hijos adelante y ya de mayor, con todos sus hijos casados, pudo comprarse un terreno y cultivarlo él.
Recibía una pensión, fruto de trabajar durante décadas, pero nunca paró de trabajar. Se levantaba temprano y pasaba el día en el campo, solo paraba para comer, iba a casa con su mujer, las más de las veces con cestas de verduras, huevos o con una gallina que acababa de matar para hacer desplumarla y hacer un rico caldo.
Era feliz así, cabe preguntarse si su actitud era genuina o si era una especie de 'somatización' por llevar toda la vida haciéndolo. No lo sé, lo cierto es que lo recuerdo como una persona calmada, feliz y que siempre tenía comida, comida para todos, tanta que se alimentaba a él y su mujer, regalaba a sus hijos y vecinos e incluso llegaba a vender un poco del excedente a la cooperativa del pueblo.
Tengo una imagen guardada en mi cerebro, una verano, tendría él cerca de 70 años y yo cerca de 20, y lo vi quitarse la camisa mientras abría el toldo, la imagen me impacto, estaba arrugado, cierto, era lento, cierto, pero tenía unos hombros como dos putos cocos fibrosos, unas manos enormes y un antebrazo el doble que el mio. Algo no muy difícil, porque aunque ahora me considero un toro, por aquella época era un pajero que se pasaba los días enteros jugando videojuegos*.
Tendría unos 60 años cuando le detectaron no sé que mierda en el ojo, un tumor o algo así creo. Nos dijeron que podía quedarse ciego y que era por tantas horas de sol que llevaría acumuladas en sus ojos, la huerta andaluza no perdona en ese sentido. El médico fue claro: o dejaba de darle el sol, ya fuese porque se quedaba en casa o porque fuese siempre con gafas de sol o corría el riesgo de quedarse ciego.
La respuesta de toda mi familia fue: "Abuelo ha llegado el momento de quedarte en casa". Toda mi familía excepto un tío mío, el único sin hijos, el cual su respuesta fue ir a una óptica, comprar una gafas de sol carísimas con todas las pijadas anti filtros posibles, dársela a mi abuelo y decirle: "ponte estas gafas y si quieres seguir cultivando, hazlo, que nadie te diga lo que tienes que hacer con 60 años"
Yo en aquella época, inquisidor, cancelador, moralistas, seguidor del discurso oficial, critiqué a mi tío, lo vi como una forma de quedarse en su papel de hijo rebelde, de oveja negra de la familia. Lo que no sabía en ese momento es que yo era un auténtico gilipollas, en parte excusable por mi falta de experiencias y ostias en la vida y en parte porque de verdad creo que era un poco gilipollas como línea base.
Y ahí estaba mi abuelo, el abuelo más chulo del pueblo, con unas RayBan, despierto desde las 7, a las 8 en el huerto, con comida y consejos honestos basados en su experiencia para todos. Y ahí estaba yo, inquisidor, moralistas: "Es que mi tío en un caradura, lo que necesita el abuelo es descansar", luego a los cinco minutos, desde mi superioridad moral, me tiraba la tarde entera jugando al Counter Strike y haciéndome pajas, pero oye, que los que lo hacen mal son otros, no yo.
Duró unos 15 años más mi abuelo, lento pero incansable, 70 años y seguía produciendo comida para alimentarse él, su mujer, hijos y nietos. Y por mas que le decían que parase el seguía, algo debería gustarle lo que hacía porque sino no tendría sentido su actitud.
A los 70 poco, una de sus hijas se lo llevó a su casa, ya estaba bien de tener al abuelo trabajando con 70 años. Dos años duró. Empezó a deteriorarse. Al año, ya a salvo del que supuestamente iba a ser su ejecutor, el sol, quedó ciego. Y a los 6 meses murío de cáncer. Tenía metástasis en todo el cuerpo, cuando mi padre levantó su cuerpo ya inerte unos de sus huesos quebró producto del cáncer óseo.
Ahora me gano la vida con mis manos, sigo la vida de mi abuelo, sin familia, pero me he convertido en un autócrata, tanto materialmente como mentalmente. En parte, quiero replicar la vida de mi abuelo, pero sin los dos últimos años. El día que ya no pueda conmigo, no quiero seguir viviendo, no quiero ser una carga para nadie, ni hijos, ni servicios sociales. Cuando deje de valerme por mi mismo, quiero morir, plácidamente y sin sufrir, pero morir, para mi la vida no tiene sentido si no puedo ganarmela con mis manos y cerebro. Y OJO! canceladores! os veo venir! he dicho para MI, repito para MI, no vengais con vuestra moral, paranois e insegurades a llamarme poco menos que NAZI y poner en mi boca palabras que no he dicho.
Yo, una vez no pueda producir lo necesario para vivir quiero morir. Si existe la eutanasia, con eutanasia, y si no, en un último acto de valentía singular, me tiraré desde uno de los riscos de casi 3000 metros que me han visto crecer.
No imaginais lo liberador que es pensar así, millones de personas actuando con miedo para tener un método de cuidado cuando tengan 80 años, cuando el cuerpo, y lo que es peor, el cerebro ya no funcionen. Gente hipotecando su presente para poder ser octogenarios.
Esta es mi buena nueva: vivid, reid y disfrutad pero nunca tengais miedo a tiraros desde un puente**, cuando se pierde dicho miedo la vida mejora exponencialmente.
* Sin querer ofender a los gamers. Hay videojuegos buenísimos que merecen ser jugados, critico mi forma de vida de aquella época de prácticamente solo estar delante del PC.
**Si el tirarte de un puente viene por un problema mental, por favor ve al psiquiatra o psicólogo. Si el tirarte de un puente viene por la muerte de un ser querido, un sincero abrazo aunque no te conozca, pero debes seguir la vida, no puedes tirarte. Si el tirarte de un puente viene de perder un negocio, amor fati, sigue adelante, aunque ahora estés en la mierda puede que en el futuro mejores. Si el tirarte de un puento viene por desamor, pues oye... tírate que nos haces un favor (es broma... o bueno a medias). Si el tirarte por un punte, cuando ya no puedas más, hace que vivas la vida sin miedo y enfrentando tus problemas y retos, adelante, es como yo vivo.