Y esto es solo el principio, porque luego llega la noche, el “levántate tú que yo no puedo más” y el “tú que yo mañana trabajo”, el “para qué si no tengo tetas”, el “haz lo que puedas” que precede al “anda, ¡¡dámelo!!”, el “no la dejes llorar, corre” y el “déjala un rato que no le pasa nada”; el “te está tomando el pelo” y el “los bebés no hacen eso”, el “lo estás mimando demasiado” y el “no puedo soportar que sufra”, el “pues mi madre me ha dicho…” y el “dile a tu madre que se calle la boca”.
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