Cada uno iba recogiendo su material para poder participar en el juego: los sobres personalizados, las cartillas de respuestas y el bolígrafo o el lapicero según el caso. A medida que los equipos iban saliendo hacia los distintos puntos del recorrido, las calles se iban llenando de personas plantadas delante de los edificios mirando hacia arriba, observando y descubriendo detalles en las fachadas, inscripciones en sus placas y alguna sorpresa inesperada en edificios por los que habían pasado tantas y tantas veces y no se habían fijado.
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