Nació en Portugal cuando António de Oliveira Salazar lo maneja todo y se fue en cuanto su padre consiguió empaquetar décadas de vida y encontrar una mejor en Brasil. Artur Barrio tenía apenas diez años, por lo que su cabeza comenzó a tomar forma en un país que vivía entre la pobreza y el miedo, entre el hambre y la violencia. Calles sucias, casas de quita y pon y una sociedad reprimida supusieron para el portugués la influencia necesaria para desarrollar su trabajo.
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