Durante varios días, ambos ejércitos permanecieron en sus posiciones, sin que ninguno se decidiera a atacar. Por un lado los atenienses no se atrevían a descender a la llanura, donde quedarían a merced de la caballería y las flechas de los persas. Por su parte, los persas sabían que la posición más elevada de los atenienses les proporcionaba ventaja y que el terreno en el que se encontraban no era adecuado para la caballería.
|
etiquetas: maraton , batalla