El vino existe desde la prehistoria, pero la botella de vidrio no apareció hasta el siglo XVII, cuando la bebida fermentada se convirtió en un producto de las clases altas digno de celebraciones y banquetes. La posterior aparición del champán obligó a mejorar su diseño y hacerla más resistente a la presión del gas carbónico, pero esa no es la única razón por la que hoy se siguen fabricando botellas con el culo metido para dentro. En realidad hay muchos motivos por los que se hace así; casi todos históricos.
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